La influencia del contexto en la nueva generación

«Sólo se ejerce una fuerte acción sobre los individuos apelando a sus pasiones o a sus intereses, no a su inteligencia». Anatole France.

Vimos en el artículo dedicado al miedo al rechazo los efectos de una determinada educación en la generación Facebook. La insistencia en inculcar autoestima puede disparar el narcisismo y, paradójicamente, formar una autoestima muy frágil, dependiente del juicio de los demás. Porque lo importante no es tanto la autoestima en sí, sino su origen. De dónde nace. La que se genera directamente (“¡Demuestra lo que vales!”) puede llevar a una autoimagen elevada (valgo mucho) pero a una autoestima frágil, dependiente de si en cada aspecto de la vida demostramos lo mucho que valemos. Un efecto directo claro es el incorformismo con un trabajo “que luzca poco”, o en el que uno se sienta infrautilizado o poco valorado. Porque se ha pervertido, por así decir, el sentido del trabajo: se ha reducido éste a un lugar más en el que demostrar lo mucho que se vale.

Como veíamos en ese artículo, una educación en que el mensaje principal no sea “vales mucho”, sino “eres querido”, puede generar una autoestima mucho más sólida. Y nos da pistas para afrontar en origen el famoso narcisismo de esta generación.

Hemos citado en anteriores artículos la película “El indomable Will Hunting”. En ella podemos ver la diferencia que marca una mirada que mide, que no va más allá de las cualidades de alguien, de su potencial…  Y otra que, por encima de todo, busca comprender, amar. El profesor que aprecia a Will por su innegable talento (es superdotado) y su potencial para triunfar en el mundo académico…  Y el terapeuta que ve más allá de ese genio con carácter indomable los trazos de una persona frágil y herida. El primero sirve en bandeja a Will las mejores oportunidades para sobresalir. El segundo bucea en sus miedos y le mira como nadie lo había hecho hasta entonces.

Es una película que nos recuerda que para ayudar realmente a alguien no valen las soluciones precocinadas; ni siquiera aquellas que nos hayan sido útiles de alguna forma…  Porque cada persona tiene su historia. Cuando luchamos por progresar en la vida, por vencer los obstáculos que se nos presentan, no nos bastan los buenos consejos: necesitamos, por encima de todo, el calor de una mirada que nos abraze…  y que nos ayude así a posicionarnos adecuadamente ante los problemas.

La nueva generación no es diferente al resto en este aspecto. Lo que varía, como hemos dicho, es el contexto, las oportunidades que tienen delante (tecnología, redes…  ) y la gestión de las mismas. Pero en el fondo nos mueven los mismos deseos, los mismos anhelos. Tras el narcisismo no suele haber una maldad objetiva, sino más bien un deseo mal “gestionado”, mal afrontado.

¿Y cuál es ese contexto que ha marcado las diferencias para esta generación a nivel laboral? Una palabra lo resumiría bien: cambio. Vivimos en un mundo que parece haber asumido la máxima más famosa de Heráclito: todo cambia. Los modelos y empresas que triunfaron ayer (o hace unos años) hoy no sirven. Pero si hemos de analizar los principales trazos de este contexto, podemos distinguir tres grandes áreas en las que los cambios están condicionando (y mucho) el entorno en que se desarrolla toda una generación.

Entorno geopolítico

¿Quién no está familiarizado con los acrónimos BRIC o MINT? Han inundado los análisis más concienzudos sobre el futuro económico mundial, indicando dónde encontraremos riqueza en los años venideros. En el World Economic Outlook, elaborado en 2010 por la ONU, ya se preveía que en 2020 China habría desbancado a EEUU como principal potencia económica. Y que 7 de los 12 países más ricos dentro de 10 años, actualmente son economías emergentes.

Uno de los datos que sirve de base para estas predicciones es la evolución de la clase media. Un estudio elaborado por la OCDE prevee que para 2030 la clase media se estancará en Europa y EEUU, aumentará ligeramente en LATAM y África…   y se multiplicará en Asia-Pacífico. Dicho estudio prevé el ingreso de más de 1000 millones de personas en la clase media en esa región. Y lo cierto es que pocas cosas marcan más el devenir de un país que la “salud” de su clase media.

Pues bien, éste es un contexto claramente incierto: ¿qué significará que en un futuro China sea la principal potencia? ¿Qué implicaciones tendrá el estancamiento de la clase media en los países desarrollados? Porque ciertamente para Europa el futuro no augura grandes alegrías: el sistema de pensiones de la sociedad del bienestar descansa sobre una base demográfica piramidal, y una clase media saludable en número y en poder adquisitivo.

El grado de adaptabilidad que estas circunstancias inducen en la Generación Facebook marca mucho sus expectativas y las estrategias por las que optar. Porque ya no vale asegurarse un buen sueldo fijo y despreocuparse de la jubilación, por poner un ejemplo: una generación que lo ha tenido casi todo de joven se encuentra con que su jubilación no está asegurada y probablemente deberá ahorrar por su cuenta. Este es un factor que influye decisivamente en su forma de afrontar el trabajo, y al que seguramente deberán amoldarse las empresas.

Pero hay otros dos factores que hacen crecer exponencialmente la rapidez del cambio. Si los cambios geopolíticos intoducen un cierto grado de incertidumbre, los dos restantes la amplifican y le dan su verdadera profundidad, como veremos en los siguientes artículos.

*Artículo escrito por Luis Huete y Javier Gª Arevalillo.